Una de las controversias más extendidas en el mundo de la fotografía no solo de nivel aficionado, también el profesional, es qué es más importante, la calidad o la propia obtención de la imagen. Me explico: todos podemos recordar, en el mundo del periodismo amarillo o rosa o de chismorreo, alguna que otra fotografía de un famoso que bien por el ISO extremadamente alto, bien por el recorte brutal y absoluto de la escena, ha dado una imagen que a pesar de estar tratada por autenticos genios de los programas de edicion, tiene un ruido espectacular o una carencia obvia de nitidez. (Ana Obregón y Micky Molina en la parte trasera de un coche a altas horas de la madrugada) A continuación un ejemplo:
En esta imagen, a pesar de su mala calidad (tomada con una canon 50D y objetivo 70-200 f/4L) fue el resultado de buscar durante todo un día la mirada de esta chica que me resulto muy interesante. Es un robado de los que te pones en un compromiso y por eso está hecho con una distancia más que considerable. La calidad mínima, pero obtuve lo que quería, la mirada... Ahora va a mi recuerdo fotográfico.
Por eso hoy en día, mi lema es "Por Dios pongo por testigo, que nunca más perderé una imagen por tener el ISO bajo".
Un pecado del que durante mucho tiempo pequé: el querer demasiada calidad en las fotos. Un saludo.
Me doy por enterado... yo también pecaba un poco de eso... y como un fumador deja el tabaco, yo tmb estoy quitandome esa manía tan fea... Pero cuando empiezas, piensas, "si tengo un ferrari, ¿por qué no llevarlo siempre a 5ª?" y claro, luego ves que las fotos salen malísimas y que de un día de fotos que podía quedar para el recuerdo acabas solo pudiendote quedar con solo 3 o 4 fotos buenas. Dicen que la letra con sangre entra, y creo que en fotografía es una de las especialidades de "arte" en la que las asperezas técnicas son más evidentes, y que cuando pasas un tiempo practicando luego dices: "Dios, ¿hacía yo eso de verdad?"
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