sábado, 4 de febrero de 2012

Enfoque manual y enfoque automático

¿Enfoque manual o automático? 

Ante la discusión de si es uno mejor que otro, conoce cinco situaciones en las que el enfoque manual es una mejor opción que el automático. 
 
Los modelos digitales de hoy día cuentan con una gran variedad de funciones de enfoque automático que van desde los clásicos modos simple (enfocar y disparar), continuo (seguimiento de motivos en movimiento) e inteligente (simple o continuo en función del motivo) de las cámaras réflex hasta los nuevos sistemas de detección de caras de las compactas. Todos ellos son estupendos para la mayoría de los casos, pero existen unas cuantas situaciones en las que conviene olvidarnos de tantos automatismos y hacer las cosas a la antigua usanza: al modo de enfoque manual. Veámoslas: 

Luz escasa y motivos de bajo contraste 

La primera y más evidente de todas las circunstancias en las que es mejor pasar al modo manual es cuando nos encontramos con una iluminación tan pobre que el sensor de enfoque de la cámara se muestra incapaz de hacer su trabajo. Seguro que os ha pasado alguna vez... pulsáis el botón de enfoque y escucháis como el objetivo pasa de un extremo a otro una y otra vez sin llegar a fijarse en ningún punto y, a veces, impidiéndonos incluso disparar. Comprobad esto, por ejemplo, llenando encuadre con un folio blanco o apuntando a un cielo despejado. 

Algunas cámaras incorporan una luz de ayuda, otras proyectan una matriz láser y siempre tenemos la opción de utilizar los destellos del flash pero, al final, siempre nos encontraremos con situaciones en las que que todo falla y/o necesitamos una mayor velocidad. 

Para las situaciones de bajo contraste una solución puede ser introducir un objeto y situarlo junto a lo que queremos fotografiar, que sirva de referencia al enfoque y retirarlo justo antes del disparo. Otra opción es buscar algún elemento que se encuentre a la misma distancia que el motivo, si es en manual, hacer el enfoque y luego encuadrar lo que queremos. Si es en enfoque automático, hay que entrenar nuestro dedo índice para que una vez hecho el enfoque (normalmente oímos un pitido a mitad de recorrido del disparador) mantener la posición del dedo, sin disparar, hasta realizar el encuadre deseado. 

Macro 

En la fotografía macro la profundidad de campo es tan reducida (estamos hablando de centímetros e incluso de milímetros) que necesitamos ser realmente precisos para conseguir la fotografía que buscamos. El enfoque manual es, sin la menor duda, nuestra mejor opción. 

Retratos 

A todos nos gustan esos fondos desenfocados tan bonitos que conseguimos utilizando aperturas grandes pero, al igual que con la fotografía macro, en los retratos el enfoque también es algo crítico con lo que debemos de ser precisos. Una técnica tan común como la de enfocar con el punto central y reencuadrar, como hemos apuntado antes es suficiente para que el plano enfocado se desplace de los ojos a las orejas arruinando la imagen. Con el enfoque manual, esta técnica carece de sentido y todo es mucho más directo y sencillo. 

Rejas y cristales 

Si alguna vez has intentado hacer una foto a través de las rejas de un zoo, del cristal de un museo o desde el interior de un vehículo (sobre todo si los cristales están sucios) te habrás encontrado con que la cámara tiende a hacerse un lío enfocando el obstáculo que encuentra en primer término en lugar de lo que en realidad queremos. 

Con los cristales podemos reducir el problema colocándonos de modo que evitemos los reflejos (que es lo que confunde a la cámara en este caso) pero ni siempre podremos o querremos hacerlo, ni ello es garantía de encontrar una posición adecuada. Utilizando el enfoque manual junto a una apertura grande y acercándonos todo lo que podamos al cristal superaremos todos los problemas y haremos que desaparezca por completo de la foto. 

Deportes y acción 

El último de los casos en los que el enfoque manual puede ser nuestra mejor alternativa es cuando fotografiamos un motivo en movimiento a gran velocidad como una carrera o un animal. Dependiendo de la cámara y el objetivo que utilicemos, hacer estas fotografías puede convertirse en una experiencia realmente frustrante incluso con los modos de enfoque continuo. 

Lo mejor es utilizar el enfoque manual y llevar a cabo la técnica del preenfoque, es decir, fijar el foco en un punto por el que sabemos que va a pasar el motivo y esperar al momento preciso para hacer la fotografía. Para asegurar un buen encuadre, conviene seguir al motivo con nuestro objetivo hasta el momento del disparo. Se trata de fotografías muy interesantes en las que se transmite la idea de movimiento al comprobar un fondo claramente movido y desenfocado. 

Cogerle el truco al enfoque manual lleva su tiempo y necesita cierta práctica de modo que mi consejo es que tratéis de obligaros a utilizarlo siempre que os sea posible. Al principio puede que no consigáis ni una imagen pero ya veréis como con un poco de esfuerzo lográis mantener en foco incluso a motivos en movimiento. Nunca se sabe cuando vais a necesitar nadar así que mejor que empecéis a chapotear ya. 

viernes, 27 de enero de 2012

Un ejemplo de Selección Natural Direccional: El melanismo industrial



La selección natural actúa eliminando a los individuos que poco tengan que ver con la supervivencia, desplazándolos y eliminándolos del acervo genético común. En este caso (el del melanismo industrial), la selección natural elimina a los individuos de una población que presenta una característica polar en su fenotipo (en el ejemplo; el color en que se presenta el cuerpo de la especie). Veremos aquí como los estímulos visuales son importantes en la naturaleza, incluso para decidir si la variedad de una especie es eliminada.

La Biston betularia (o mariposa del abedul), es el más famoso ejemplo por lo claro y documentado de su aso. Hasta mediados del S. XIX, la Biston betularia presentaba un aspecto moteado claro. Sin embargo, a partir de 1868, comenzaron a aparecer variantes de pigmentación oscura (o melánica), en regiones industriales en las que la vegetación había ennegrecido a causa de la contaminación ambiental. Con el tiempo, estas variedades melánicas fueron desplazando, casi por completo, a la variedad original clara en esas regiones.

La causa de esta peculiar sustitución de una variedad por la otra, debemos buscarlo en las aves epredadoras de estas mariposas y en la contaminación ambiental. La especie Biston betularia suele posarse a descansar en los troncos de los árboles. En ausencia de contaminación éstos se encuentran cubiertos de líquenes, lo cual hace que la variedad clara, por el mimetismo (camuflaje) que presenta con éstos, pase desapercibida para sus depredadores.

Sin embargo, la variedad melánica es conspicua y resulta fácilmente localizable, por lo que es devorada rápidamente. Con la contaminación industrial la situación cambió y resultó dramática para la variedad clara que, al posarse sobre la corteza ennegrecida de los árboles contaminados, resultaba un señuelo irresistible para los depredadores los cuales acabaron diezmando su número. La variedad melánica, sin embargo, ha acabado resultando favorecida por el cambio, ya que aumentó su capacidad mimética con el entorno.

La selección natural acabó aumentando la frecuencia de este fenotipo frente al otro.

Como todas las especies animales, el hombre produce un impacto en la naturaleza y la biosfera, pero ¿Cuántas especies, como la Biston betularia no habrán sido modificadas o incluso eliminadas de la existencia por acciones indirectas del hombre?

La vista: descripción anatomofuncional


Ya sabemos como funciona el objetivo de una cámara, pero hoy nos detendremos en analizar un poco como funciona la lente más antigua de todas, el ojo, y como la luz que recibe se dirige al cerebro donde es interpretada, analizada, clasificada y recordada por si en un futuro necesita evocarla.

Cuando la luz de un estímulo visual pasa a través de la lente "interna" del ojo (el cristalino), esta luz se invierte. Justo en la parte anterior del ojo se encuentra la retina, donde hay unas células que son sensibles a la luz que convierten estas señales luminosas en pulsos eléctricos. Es enciada a través del nervio óptico (*imagen de arriba), de los cuales hay uno para cada ojo y se entrecruzan entre si hasta el quiasma óptico, que se encuentra justo en la parte de abajo del encéfalo.

Los tractos ópticos que salen de allí llevan la informacíon a los cuerpos geniculados laterales (también hay dos) los cuales forman parte del tálamo.

De allí recorren casi todo el cerebro hasta el lóbulo occipital (se encuentra en la parte posterior de la cabeza) donde se encuentran unas areas visuales determinadas:

V1: Encargada de la exploración e inspección general.
V2: Visión estereoscópica.
V3: Profundidad y distancia.
V4: Color.
V5: Movimiento.
V6: Determinación de la posición absoluta del objeto (no relativa).
Vías del ¿dónde?: V1-V2-V3-V5-V6
Vías del ¿qué?: V1-V2-V4

V1 refleja el mundo exterior: a cada punto del campo visual externo le corresponde un punto situado en la zona V1 de la corteza.

Cuando una persona mira fijamente un canon espacial simple (como una reja), una figura similar puede ser observada por las técnicas de scan (pronto hablaremos de ellas ¡paciencia!)como un canon similar de actividad neuronal sobre una superficie de la corteza cerebral. Tal "mapa" (o reproducción de la imagen original)aparece distorsionado, porque las neuronas del área central del campo visual ocupan un área cortical mucho mayor que las demás; de manera que el cuadro pintado sobre V1 es un poco como la imagen vista a través de un lente "ojo de pez" de las cámaras fotográficas.

El centro de la retina, la fovea, está más densamente poblado de neuronas y ve muchos más detalles. Por eso, los ojos apuntan a su alrededor en series de saltos llamados sacades. De esa forma se puede revisar el campo visual total con mayor detalle. Los sacades se desencaden a través del sistema de atención del cerebro, y en general no están bajo control consciente.

Y os preguntaréis ¿Para que necesita el nervio llevar la información al tálamo? Y la respuesta sería muy simple. No hacen falta ojos para ver, de hecho, si en un futuro existiesen aparatos de fijación de imagen protésica podrían llevar la imágen directamente al lóbulo occipital, pero seguirían siendo imágenes vacías. Solo imágenes que no nos dirían nada. Podriamos estar observando pasivamente la obra de arte más impactante creada por el hombre o a una persona del sexo opuesto desnuda, que, aunque seríamos capaces de describirla, no nos produciría la más mínima impresión.

Imagenes Comentadas; Parte I "El anís del mono"


(Etiqueta obra del pintor Ramón Casas (1866-1932). Imágen perteneciente a la marca homónima, propiedad de Osborne y Cia, S.A.)

-Extracto de la novela de Joaquín Leguina, "Tu nombre envenena mis sueños" (Plaza Janés, 1992):
<<...-Fíjate en el mono - le dije -. En realidad no es un chimpancé, ni un gorila, ni un mico, ni simio conocido alguno, más bien parece un hombre disfrazado de mono. Lo más curioso consiste en que esa cara patilluda corresponde a un personaje real: ¿Quién?
Se detuvo mirando la etiqueta con cierta atención.
-No sé quién puede ser - contestó.
-La historia es muy hispana - dije en tono jocoso -. La cara es la de Darwin. Ya sabes... cuando Darwin expuso su teoría de la evolución, todos los curas del mundo, especialmente los que lucen sotana, pusieron el grito en el cielo: "del mono descenderá él", vocearon. Este fabricante de Badalona lo único que hizo fue llevar a su etiqueta de anís esa frase...>>.

martes, 24 de enero de 2012

Regla de los tercios

En las artes visuales como la pintura, fotografía y diseño, la regla de los tercios es una forma de composición para ordenar objetos dentro de la imagen. Esta regla divide una imagen en nueve partes iguales, utilizando dos líneas imaginarias paralelas y equiespaciadas de forma horizontal y dos más de las mismas características de forma vertical, y recomienda utilizar los puntos de intersección de estas líneas para distribuir los objetos de la escena. La regla de los tercios se usa con frecuencia en todo tipo de escenas como retratos, paisajes o bodegones.

Los fotógrafos y pintores suelen utilizar los cuatro puntos de intersección para ubicar en ellos el centro de atención de la composición y así crear una imagen estéticamente agradable y equilibrada. Normalmente el punto de atención o el sujeto principal se coloca en cualquiera de los cuatro puntos y si existiese un segundo punto de atención, éste se ubicaría al lado opuesto diagonalmente, es decir, el punto opuesto.

He aquí algunos ejemplos:












domingo, 22 de enero de 2012

Mezquita de Córdoba


Seguramente habrás visitado este fantástico e increíble monumento árabe que es la Mezquita de Córdoba; y probablemente tú también has hecho muchas fotos del lugar. Si las fotos que tú tienes no están sobreexpuestas en las partes más cercanas a ti en el momento de hacerlas, y a la vez subexpuestas en el fondo o partes más lejanas, entonces enhorabuena. Has descubierto que las fotos salen mejor sin flash. Eso sí, el lugar no es muy luminoso y requiere velocidades lentas y sensibilidades altas, lo que lleva, como ya sabes, a usar un trípode o poseer un buen  pulso. Como yo no quería sensibilidades altas, por el tema del ruido, decidí arriesgarme con ISO 200 y apoyarme en una columna para disparar  a 1/15 s. de obturación, lógicamente con la máxima abertura que permite mi cámara (f 3.5).

viernes, 20 de enero de 2012

Polarización de la luz



La luz que vibra en un solo plano se llama luz polarizada.


Las ondas luminosas no suelen estar polarizadas, de forma que la vibración electromagnética se produce en todos los planos. La luz polarizada, por el contrario, sigue una pauta de vibración regular y sencilla, lo que ha encontrado varias aplicaciones en óptica y fotografía.

La luz, o parte de ella, se polariza de varias formas: cuando se refleja según cierto ángulo en superficies brillantes y pulidas no metálicas, como vidrio, agua o madera barnizada; cuando es dispersada por las diminutas partículas de gas y polvo de la atmósfera; y cuando atraviesa ciertos tipos de cristales traslúcidos.

Los filtros polarizadores, que están formados por diminutos cristales con esta propiedad montados entre dos vidrios ópticos, encuentran varias aplicaciones en fotografía, de las que las más conocidas son el oscurecimiento del cielo azul, y la eliminación de reflejos de superficies no metálicas.

Al eliminar los reflejos, lo que en realidad hace el filtro es cortar el paso a unos rayos luminosos que ya habían sido polarizados y darlo a los que no lo habían sido. El filtro tiene un plano de polarización específico y basta girarlo para controlar la proporción de luz a la que se da paso.

Para mucha gente, hablar de luz polarizada es referirse a algo extraño, muy técnico y alejado de nuestra realidad cotidiana, porque nuestro ojo no distingue si la luz está polarizada. Para poder detectarla necesitamos un filtro polarizador, que en función de su orientación la deja pasar o no. Sin embargo, la luz polarizada y los polarizadores están más cerca de nosotros de lo que inicialmente podríamos sospechar.

Por ejemplo, podemos comenzar por las pantallas planas de televisión. Todas las pantallas LCD o de cristal líquido llevan en su interior un filtro polarizador, de forma que siempre emiten luz polarizada, tal como se mostraba en el artículo que publicamos en el número anterior. Pero no sólo las pantallas de televisión, también las del teléfono móvil, lcalculadoras, relojes, juegos de vídeo, ordenadores, PDA, etc.

En el siguiente video podemos comprobar esto, simplemente con el uso de unas gafas polarizadas.


Por cierto, si tus gafas que te han dicho son polarizadas, no hacen esto, lo más probable, es que no lo son.

A continuación dos fotografías realizadas con filtro antipolarización  el cual hemos girado 90º. Podemos observar la eliminación de brillos según el ángulo de los cristales laterales o traseros de los vehículos. Esto nos permitiría en un momento dado apreciar el interior del habitáculo, muy útil en vigilancias sobre vehículos.

 



En este enlace puedes ver un vídeo relativo a su aplicación en vigilancias sobre vehículos: